“Si amásemos lo suficiente sabríamos dos cosas que todo amor es, a la corta o a la larga, invencible. Y que, en todo caso, el que ama de verdad no se pregunta nunca el fruto que va a conseguir amando.
El verdadero amante ama porque ama, no «porque» espere algo a cambio. ¡Buenos estaríamos los hombres si Dios hubiera amado solamente a quienes harían fructificar su amor!”
Martín Descalzo
En la lógica del verdadero amor todo está invitado a ser don, tiene que serlo. El amor solo produce más amor. ¿Mirá si Dios se dispusiera a amarnos solo cuando hiciéramos cosas buenas? Estaríamos en el horno ¿¡no!? Pero como creyentes estamos invitados a, como dice Martín Descalzo, “descubrir que hemos sido más queridos de lo que nunca nos atrevimos a imaginar”.
Caminemos
en la certeza de este AMOR que me ama porque me ama, porque a sus ojos
soy único y que no necesita de mí más de lo que soy y tengo, que me ama
aún más en mi debilidad y pobreza, que me invita a amar a los demás de
la misma manera; donando de mí lo mejor sin exigir nada, ni siquiera la
correspondencia.